martes, 28 de septiembre de 2010

Columna Invitada

Un ojo al dato... y otro al garabato.

Presidente? ; no gracias!!!.

Luego de los asesinatos en contra de Alcaldes Mexicanos de diversos Municipios de los Estados de la República, no nos queda otra alternativa que pensar en la vulnerabilidad de que somos objeto los simples mortales, y del grave peligro que corremos a manos del crimen organizado ó de infelices delincuentillos que ahora se les hace muy fácil empuñar un arma y dispararle a quien sea con la consabida impunidad que esto implica.

La enorme preocupación que supongo usted debe tener como la tengo yo, no es porque los presidentes municipales sean intocables; es porque trastoca a las instituciones y escandaliza, por las implicaciones políticas y sociales que esto conlleva.
Un Presidente Municipal es una autoridad, es el representante de los ciudadanos de su demarcación, ¡¡es nuestro representante!! Entonces; cuando alguien asesina, secuestra, ó atenta contra nuestro representante, no solo hace daño a un hombre ó una mujer, nos perjudica a todos nosotros.

Los sucesos recientes de Gran Morelos Chihuahua donde hirieron al alcalde electo Ricardo Solís Manríquez, de extracción priísta, a quien reportan grave, mismo que tomaría posesión el próximo 9 de octubre, se suma al asesinato de Prisciliano Rodríguez Martínez, presidente municipal de Doctor González, Monterrey quien murió asesinado por las balas de presuntos sicarios al servicio del crimen organizado el pasado 23 de septiembre.

El más cercano, (por lo menos al cierre de ésta edición), es el del Presidente Municipal de Tancítaro Michoacán, quien junto con su secretario particular fue brutalmente ejecutado, aunque a decir de fuentes policiales podría descartarse el asunto del crimen organizado, sin embargo, es un alcalde más asesinado en los últimos días.

La lista es larga, son once los alcaldes asesinados más el que se debate entre la vida y la muerte, esto, es como para encender las alarmas de todo el país, pero esto solo pasa en México; no sucede en otra parte del planeta y si llegara a pasar, desataría una revolución, pero en MÉXICO NO!!!.

¿Se da usted cuenta lo que esto significa?, ¿de cómo quedamos usted y yo frente a estos atentados?, ¡al rato ya nadie va a querer ser presidente!.

Por lo que hemos visto, ahora cualquier sujeto puede párasele enfrente a un alcalde y dispararle en la cara como en las películas del viejo oeste ó en las cintas de los hermanos Almada; parece que el crimen organizado ha sentado sus reales en otros ámbitos de la sociedad; parece que la ley del plomo es la única que vale en distintos puntos del país.

Y es que, si así de fácil es matar a un presidente municipal, imaginemos que tan sencillo será matar a un comerciante, a un empresario, a una enfermera, a un maestro de primaria ó a un periodista…

Quien sigue, ¿gobernadores?, ¿diputados?, ¿secretarios de estado?, ¿el presidente de la nación??? Que peligroso se ha tornado todo esto…
Todos los crímenes deben resolverse, pero los que se han cometido en contra de los alcaldes deben resolverse ya!, sin importar su filiación partidista, credo religioso, municipio, rencores etc.

No hay tiempo que perder, ó se resuelve o al rato estaremos lamentado sucesos en contra de autoridades de mayor nivel… o no?, usted que dice...

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